El Remanso

domingo, agosto 06, 2006

5. Zapatos viejos

Mis zapatos viejos,
ya no pueden transitar
los caminos de este mundo.
Se han gastado sin menguar.

Mis zapatos viejos
desafían el camino
porque sin ellos
¿adónde podré marchar?

-Ponte mis sandalias,
son sencillas, son livianas,
lenta, pero seguramente,
podrás seguir hasta el final.

-¿Tus sandalias, Señor?
No soy digno de ellas.
Mis zapatos viejos dejaré
y descalzo he de proseguir,

por el secreto túnel
de gaviotas y arrebol,
transitaré descalzo
tras la playa del sol;

por las rutas de nubes
transitarás a mi lado,
cubrirás mi desnudez
con tu manto granado.

-Amigo, hermano:
¿Por qué rechazas tan porfiado
el alivio para tus pies?
El desierto calcinará tu piel.
. . . . . . . . . . . . . . . .

-Mis zapatos viejos,
te los dejo, ¡Oh, Señor!
Con tus sandalias, mis pasos
serán dados con más valor.

Atrapante es el mundo
¡Cuánto cuesta abandonarlo!
Tú, Señor, eres santidad.
Mis zapatos sólo vanidad.

Con tus sandalias, Señor,
caminar es una delicia.
Ya nunca he de desear
con viejos zapatos, continuar.

(1993)