El Remanso

domingo, agosto 06, 2006

9. Salmo para esta hora

Es hora de buscar a Dios
en la morada amable
de su santuario.

Es hora de oir la suave voz del Pastor
que resuena por los collados
en busca de su oveja perdida.

Es hora de encontrarnos con el Señor
en su santo monte, y alejarnos
de las arenas del desierto mundanal.

Es hora de ser amigos de Dios
y caminar confiados y seguros
en los caminos de su salvación.

Es hora de conversar con el Señor de lo Alto
al levantarnos y al acostarnos
y en medio de nuestras angustias.

Es hora de buscar el poder del Omnipotente
que auxilia presuroso al desvalido
y hace huir al enemigo de los escogidos.

Es hora de esperar en el Dios de las misericordias
que nunca olvida al menesteroso
y es refugio para el desamparado.

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Es hora de bendecir a Jehová
por su mano generosa
que nos colma de bienes, cada día.

Es hora de ver cuán bueno es el Señor
que no esconde su rostro
del alma que gime, por piedad.

Es hora de alabar al Dios Eterno
por la ley perfecta, que nos guía
y nos alumbra en la senda de cada día.

Es hora de cantar salmos al Dios de Israel
y doblar nuestras frágiles rodillas
en santa alabanza y adoración.

Es hora de levantar nuestros ojos
y fijar la vista en la estrella de Belén
de donde vendrá nuestro socorro.

Es hora de emprender la marcha a las Alturas
do reina para siempre, el Dios Santo
y nos aguarda, la celeste Mansión.

(Mayo 1992)