El Remanso

domingo, agosto 06, 2006

8. Contigo, Señor ...

Caminar contigo, Señor,
es transitar una eterna primavera
de mucho amor, y de flores llena.

Mirar tu rostro, Señor,
es sentir la tierna simpatía
con fulgores de poesía.

Estar contigo, Señor,
es gozar la más dulce compañía,
es un viaje de placer y alegría.

Tenerte a ti, Señor,
es descanso al alma
cual quietud de un lago en calma.

Conversar contigo, Señor,
es sentirnos siempre amigos
bajo la estrella de tu amante abrigo

Confiar en ti, Señor,
es estar a salvo en la peña
aunque el mundo desfallezca en la arena.

Esperar en ti, Señor,
es sentir el alma llena
de paz y confianza, plenas.

Conocerte, Señor,
es tener en mi pecho, el cielo,
porque en ti hallo siempre consuelo.

Amarte cada día, Señor,
es para mí, vida abundante,
porque eres un Padre amante.

(5 de agosto de 1993)